Amor a distancia: Felices los dos

«Cuando te conocí supe lo difícil que seria si surgía una relación, pero decidí arriesgarme y creo que de eso se trata el amor verdadero, de conocer los riesgos y aun así tomarlos»

 

amor a distancia
Imagen tomada de: tumblr.com
Para empezar, nuestro corazón no distingue de raza, altura, contextura física y mucho menos lugar de residencia. Así pasó con el mío, no supo distinguir que vivías a varios cientos de kilómetros de mí, así que hizo lo suyo y cavo un espacio muy grande en él para ti, el mayor de todos. Pero te confieso que una vez sucedió, supe que serias ideal, lo sentí, por algo se fijó en ti, porque el corazón nunca se equivoca.

A medida que pasaba el tiempo más me convencía de que eras el correcto, con tus detalles, tu forma de mirarme y de hablarme, tu particular manera de demostrarme que la distancia seria lo de menos, me convenciste de embarcarme en esta aventura que en su momento, llamaríamos relación.

Cuando todo empezó, sabíamos que no sería una tarea sencilla y que nos enfrentaríamos a más obstáculos e inconvenientes que una pareja “normal”. Recuerdo que nadie daba un peso por lo nuestro, que los únicos que en realidad le apostábamos a esto éramos tú y yo. Fue un riesgo desde el principio, habíamos aceptado el reto diario de hacernos sentir cerca el uno del otro teniendo varios kilómetros de por medio, tendríamos que cumplir la tarea de mantenernos unidos a distancia. Sabíamos que nos enfrentaríamos al dolor de extrañarnos todos los días, pero al mismo tiempo, a la felicidad de esperar el rencuentro.

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Imagen de: tumblr.com
Tú y yo fuimos muy valientes, decidimos dejar todos los prejuicios, las estadísticas, los fracasos de nuestros allegados e incluso los nuestros a un lado, para mantenernos agarrados de la mano y luchar por nosotros, porque somos ambos contra el mundo. Decidimos que si nosotros queremos, podemos, y que solo eso importa.

Sé que han habido momentos en los que tanto tu como yo, nos hemos planteado seriamente el dejar todo así y seguir con nuestra vidas cuando la cosa se pone un poco difícil, y es normal, completamente entendible, porque cada día es un desafío diferente, por mantener la comunicación, por evitar la monotonía, por arreglar diferencias, por poder reconciliarse con una llamada, FaceTime o skype. Una simple discusión puede desencadenar la tercera guerra mundial una y otra vez; mis paranoias e inseguridades pueden hacer que ponga en la cuerda floja mi confianza en ti; tus celos  te pueden casi volver loco y al mismo tiempo a mí también. Lo desesperante que es cuando el orgullo nos gana a ambos para dar el primer paso o lo difícil que es evitar colgar cuando tenemos mucha rabia y no queremos hablar de más.

Duele tanto no poder simplemente mirarnos a los ojos y olvidar cualquier situación negativa, pero más duele no poder abrazarte o besarte cuando quiera. Ir a buscarte para pedirte un consejo o contarte mi largo día y mis preocupaciones y que con un simple beso en la frente me digas “todo estará bien”.

 

Pero dejando todo eso de lado, esos miedos y esos pensamientos que algunas veces se implantan en nuestro cerebro y después de todo este tiempo juntos, somos la prueba de que en realidad la distancia es lo de menos, cuando se ama de verdad y cuando alguien significa mucho.

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Imagen tomada de: tumblr.com
No cualquiera se le mide a este desafío, por eso nos considero valientes y de alguna forma maduros, porque hemos sabido asumir y aceptar de cierta manera el compromiso de mantener nuestra relación pese a todos los obstáculos que sabíamos de antemano se presentarían por tener una relación a distancia. Aceptamos juntos el luchar por mantenernos firmes el uno con el otro, aceptamos la tarea de enamorarnos diariamente con solo palabras y estamos dispuestos a darlo todo el uno por el otro aunque el mundo conspire en nuestra contra.

¿Quién iba a pensarlo?, aquí seguimos, luchando día a día, pero nos hemos mantenido juntos a pesar de todo y de todos. No importa lo que dijeron o sigan diciendo, si estamos o no estamos locos, lo que interesa es que tenemos la certeza que así como es nuestra relación, funciona para nosotros.

Nos hacemos bien, nos hacemos felices, nos amamos, y nada es más importante que eso, porque lo que sentimos hace que esos momentos juntos sean perfectos y que esperar todas esas horas, días o meses, valgan la pena.

Sé también que lo que duramos juntos no es suficiente, que la felicidad de estar físicamente cerca dura lo que dura un suspiro, pero seguiré dando todo de mí para que lo nuestro siga funcionando y quiero que tú también hagas lo mismo y no te rindas. Quiero seguir estando a tu lado, quiero que luchemos juntos por mantener el amor vivo, porque no me interesa cuanto me entristezcan las despedidas, solo prométeme que estarás nuevamente de regreso y me llenaras con tu presencia, tus besos y tu amor. Yo por mi lado te prometo, seguir llevando la cuenta en mi calendario de los días que me falten para están de nuevo a tu lado y poder ver nuevamente tus ojos café mirándome.

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Deseo con todo mi corazón que estemos de regreso pronto amor mío, pero para siempre, para no tener que decirte adiós nuevamente, pero por lo pronto, me conformo con tu presencia una que otra vez al mes, con las largas llamadas que me trasnochan, con nuestras “citas” virtuales y con nuestra particular manera de estar juntos sin estarlo.

Aún nos falta mucho camino por recorrer, mucha tela por cortar. Puede acontecer cualquier cosa en esto que llamamos vida, así que existe la posibilidad de que nuestro tiempo juntos se acabe, como también la hay de que sigamos amándonos hasta que el sol deje de brillar, pero mientras tanto y mientras la vida sucede, disfrutémonos tal cual y sigamos caminando tomados imaginariamente de la mano demostrándole al mundo que cuando se ama de verdad, no existe el tiempo ni la distancia.

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Welcome to THE FRIENDZONE

 

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Seguramente han escuchado hablar de la terrible “friendzone” y sé con certeza, que la mayoría de seres mortales que está leyendo este post, en algún momento de su vida ha estado en la tan temible e incómoda posición.

Para empezar, hablemos sobre qué es la friendzone:

Es el estado mental, psicológico y sentimental en el que un ser humano se convierte automáticamente en una pelota –por no decir otra cosa- a causa de los sentimientos que despierta en él/ella alguien que simplemente lo ve como un amigo/a o aún peor, como un hermano/a menor.

Generalmente, los que hemos estado en la friendzone somos vistos como los pendejos que no entendemos de razones y estamos cerrados y cegados ante un imposible. Y tienen razón, así es, ni más ni menos.

Pero piensen en qué horrible se siente estar en esa situación tan deprimente; pónganse en nuestro lugar por un momento y entiendan que los que hemos estado en la INMUNDA –friendzone- confiamos y creemos a ojos cerrados que algún día no muy lejano, las vainas darán un giro de 360 grados y de esa “amistad” o “hermandad”, nacerá el noviazgo perfecto y el amor más grande del planeta, o sea, la relación de Romeo Y Julieta le queda en pañales a la que creamos en nuestra pobre mente ingenua.

Triste y desafortunadamente eso jamás pasará, el que cae en la friendzone, está condenado a hacer el ridículo y a vivir en ella por el resto de su triste vida. Transcurrirá el tiempo y si siguen ahí, tendrán que verlo/a ser feliz con todas sus parejas escuchando sus historias, sus noches románticas, sus aventuras, sus peleas y finalmente las rupturas y ahí, como niño entrando a una tienda de dulces, se les acelerará el corazón y confesarán todo lo que sienten -una vez más- e inevitablemente se abrirá la herida nuevamente y será como exprimir un limón sobre ella una y otra vez, porque  volverá a decir lo mismo de siempre: “Gracias por ser la persona que siempre ha estado ahí en todo momento, no sabes cuánto te quiero y cuanto agradezco a la vida por haberte puesto en mi camino, no sé qué sería de mi sin tu compañía. Eres el/la mejor amigo/a que he tenido, jamás quiero perderte”, BOOM!! Muerte lenta y dolorosa…

Bueno ajá, morimos, pero cual ave fénix volvemos a renacer de las cenizas para volver a caer en lo mismo?? Pues NO!, enamórense de alguien que no sea su amigo/a por favor, no sufran innecesariamente, porque si, es algo innecesario, a penas los rechacen la primera vez huyan de ahí, corran despavoridos, porque uno no puede pasar toda la vida detrás del “mejor amigo/a” mendigando amor y conformándose con migajas y con un “seamos amigos por siempre”, “bff for ever”.

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Todo esto lo digo porque a mí también me pasó, sufrí porque quise a mi mejor amigo mucho tiempo, pero no como él quería que lo quisiera, sino como a mí me servía. Fui egoísta conmigo misma, me privé de estar con alguien que hubiera dado la vida por estar conmigo, solo porque yo creía que en algún momento mi mejor amigo me diría “intentémoslo” y espere…y espere…y espere y efectivamente me quedé esperando como una tonta hasta que me mamé.

Por eso después de esa horrorosa experiencia y de haber llorado mares por él, aprendí que hay que avisparse, y cada vez que se tenga la más mínima sospecha de sentir ‘algo más’, huyan, váyanse…CORRAN. Si, básicamente les digo que tomen distancia hasta que sientan que sus emociones están controladas y los sentimientos en su lugar.  Tal vez en ese momento pueden volver, pero antes no.

Cuiden su corazón, no se lo rompan ustedes mismos, a parte la friendzone es la vaina más jodidamente incomoda y dolorosa del mundo. Además de ser ridícula e innecesaria.

En serio, tantos peces en el agua, tantos sapos por besar, tantas cosas que se pierden en el mundo exterior por estar encaprichados con algo que en el fondo jamás va a ser, y lo sabemos.

Queridos, la friendzone es evitable, podemos alejarnos de ella cuando queramos, solo se trata de aceptar que estamos en la INMUNDA –friendoze- y tomar cartas en el asunto, de lo contrario, estaremos sumergidos y enfrascados ahí durante mucho tiempo, dándonos golpes de pecho, sintiendo compasión por nosotros mismos y viviendo en la más absoluta infelicidad y lo más triste de todo, siendo consientes de ello.

Y ¿es así como quieren vivir?, la verdad no creo.

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Las películas nos jodieron la existencia.

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Es normal que nosotras las mujeres nos imaginemos una historia de amor como las que vemos en películas y no solo nos las imaginamos tal cual, sino que tenemos la osadía de anhelarlas y exigirlas, y ¿por qué no?, si nos merecemos eso y mucho más. Pero hay que ser realistas, eso en estos tiempos es muy difícil de encontrar por no decir que imposible. Y les voy a decir por qué:

1. Los hombres en esas películas son como el príncipe azul de Cenicienta, los manes son románticos empedernidos, de flores, chocolates, cartas escritas a mano o en maquina si es necesario. Dedican canciones, dan serenatas, declaman poesía. Escalan paredes para entrar por la ventana si la vieja está castigada con tal de verle la cara y lo más lindo de todo, es que no le tocan ni un pelo, con solo un besito en la frente se conforma y listo. Y al día siguiente vuelve y juega lo mismo: Palabras lindas, mensajes, frutas en la mesa… en fin, todo lo empalagoso que se pueda ser, ellos lo son.

En cambio, en la vida real la historia es completamente diferente. Aquí el romance no existe y los pocos que son románticos, solo lo hacen porque tienen intenciones oscuras detrás de sus actos. Acá las rosas las dan cuando se cansan de la cantaleta que les echamos día a día de: –Tu nunca me das rosas, que poco detallista eres- ; los chocolates solo en amor y amistad, porque dicen que engordan; Las cartas?… JA JA JA ¿qué es eso?, a duras penas responden en whatsapp el –Hola- y ya van a escribir palabras lindas en una hoja de papel a mano. Y cuando escriben –Hola-, es para pedir favores o en su defecto, para pedir una foto en calzones. Las canciones que dedican son bachatas que están pegando en el momento, o un vallenato de esos corronchos.

2. En las historias de las películas, los hombres saben pedir perdón cuando se equivocan. Los manes se esfuerzan y se sudan la camiseta reconquistando a su gran amor. Son perseverantes y luchadores. Para ellos un –No- no es una respuesta válida. Y si es así, a los años vuelven a buscarla, piden disculpas, les dicen tres palabras y listo! Todo arreglado.

Por el contrario, acá, en la tierra, es otro cuento. Aquí si ellos hacen algo mal, las embarran (por no decir otra cosa), son tan descarados y sin vergüenzas, que nos voltean la película para hacernos ver como las culpables de la situación por x o y razón, ¿qué tal ah?, ni más faltaba. Ahora resulta que los perros, infieles y groseros son ellos y las culpables somos nosotras?, no jodan, el que quiere no engaña y si lo hace, pide perdón y agacha la cabeza como un verdadero hombre que acepta sus errores.

Si accedemos a darles otra oportunidad, vuelven y hacen lo mismo una y otra vez y se repite la historia de voltear los papeles. Y Si no los perdonamos, se van detrás de la primera escoba con falda que encuentran y meses después regresan llorando cuando ya pa’ que.

3. En las películas, si alguien se mete con el ‘amor de la vida’ del protagonista, el man hace lo que sea con tal de defenderla, arriesga amistades, trabajos y hasta su propia vida con tal de ver a salvo y feliz a la mujer de sus sueños. Se enfrenta literal, a capa y espada con quien sea y lo que sea, porque según libretistas y protagonistas, en el amor real se pelea el uno por el otro.

Pero que decimos nosotras de nuestra realidad?. Acá los manes son unos cobardes que prefieren callar y decirle a uno –Amor, no pasa nada, no prestes atención, si te vuelve a decir algo yo personalmente hablo con el/ella- y ya, eso es todo, creen que con palabras las vainas se arreglan y pues no!. A nosotras también nos gusta que nos defiendan, que le hablen al que sea que nos diga o haga algo y nos dé nuestro lugar, nos haga respetar. Pero que va, estos son puro blah blah blah y nada de acciones.

4. En las películas él y la vieja son la pareja perfecta, ambos divinos, con cuerpos esculturales y caras de portada de revista.

En la vida real? El man es un indio, gordo, feo, bajito, con dientes chuecos, tuerto, levantado y a parte de todo, conchudo. Si, conchudo porque tiene la desfachatez de exigir a una vieja alta, flaca, mona, oji azul, tetona, culona, con sonrisa perfecta y a parte de todo, millonaria. Por Dios, en serio sean coherentes, no nos exijan perfección cuando ni en ustedes mismos la encuentran.

5. Y ni hablar del “para siempre”, porque en las películas el “para siempre” es para toda la vida. Desde que inician una relación las vainas funcionan a la perfección, y si no es así, se arreglan por arte de magia y pare de contar.

Empiezan como amigos, luego a salir, se hacen novios; Tiempo después se comprometen; Dos meses después el novio se mete con la mejor amiga de la vieja con la que se iba a casar; Cuatro meses después se reencuentran, se perdonan y OLVIDAN todo lo ocurrido en el pasado; Un año después de haberse reconciliado se casan; tres meses después de casarse se embarazan; Nueve meses después tienen al bebé más lindo del planeta y el resto lo sabemos por deducción, porque claramente llega el “y vivieron felices para siempre”.

En nuestra realidad es triste saber que los “para siempre” son de semanas y si se cuenta con suerte, poco más de tres meses. Es un simple comodín que se dice simplemente por decir algo y salir del paso.

Las relaciones ahora son desechables, esos amores reales y duraderos son ahora fugaces y de cartón, cualquier inconveniente los pone a tambalear y a dudar del porqué están juntos, y si vale la pena estarlo.

Empiezan como mejores amigos, salen, a la primera salida se acuestan, se hacen novios porque el muchachito siente que la muchachita lo está presionando; A las dos semanas se embarazan y el mansito sale corriendo despavorido y se desaparece con cualquier mujer de la vida alegre que encuentre por ahí; A los nueve meses la niña tiene al hijo y ya tiene novio nuevo.  Y el resto ya lo sabemos.

En otro caso, los presentan, salen, se ennovian; A los cuatro meses de amor total él las “embarra” y se mete con otra y otras; A los dos meses la novia se entera, lo deja y llora durante meses y meses, mientras que él, disfruta de la vida loca con sus amiguitos y cuando ya ella está bien, es decir, cuando por fin lo superó, vuelve a aparecer el susodicho a mortificarle la existencia. Y el resto de la historia ya la sabemos…

Por esas cinco razones y por muchas más, es que digo que definitiva y rotundamente las películas románticas nos jodieron la vida y la existencia a todas las mujeres del planeta tierra y sus alrededores, si, sencillamente porque elevó nuestros estándares a lo más alto, a lo inalcanzable e imposible. Nos puso a soñar con el famoso “príncipe azul”, con Edward, con Noa, con Christian, hasta con William, mejor dicho con el hombre perfecto que no tiene errores, que ama sin medidas, sin prejuicios, sin  exigencias, que lo entrega todo de sí mismo por la felicidad de su amada. Nos dio alas para imaginarnos y volar sobre las nubes agarradas y aferradas a un inexistente ser, que solo se encuentra en libros y en películas escritas por alguien que seguro vivió la peor experiencia de amor de su vida, pero que al igual que  nosotras, anhela una historia perfecta en donde pueda vivir “para siempre” con el hombre que llene todas sus expectativas y más.

Pero saben algo, sueñen, soñemos, al fin y al cabo no cuesta nada y es lo más cercano a nuestros deseos que podemos estar. Tal vez en un futuro de tanto soñar se nos cumpla y la vida nos sorprenda con un príncipe no azul, pero sí de mil colores y matices que nos haga feliz con su imperfección y con su manera de amar tan particular, que de pronto no se cumpla el “para siempre” de toda una vida, pero si el “para siempre” que dure lo suficiente como para llenarnos lo poco o mucho que sea, de toda la magia posible.

FIN!

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REALMENTE…¿QUIERES SER FELIZ?

 

HAPPY

Absolutamente todos los seres humanos vivimos el día a día en la tarea de alcanzar la felicidad. TODOS. Pasamos nuestras mañanas, tardes y noches buscándola por todas partes. Es ese motor que mueve nuestra existencia y lo que inspira nuestros actos.
La mayoría -incluyéndome- tenemos claro que eso es lo único que realmente importa. Existimos en este mundo para ser felices, a ratos, largos o cortos, pero al fin y al cabo para experimentar ese sentimiento momentáneo. Pero en el camino hacia esa meta llamada felicidad, pueden ocurrir muchas cosas, millones de cosas que nos pueden desviar de nuestro objetivo y que nos puede hacer dudar de si lograremos experimentarla por así sea, una milésima de segundo. Pero siempre a lo largo de esa búsqueda se presentan altas y bajas -generalmente más bajas que altas- obstáculos que nos dificultan el proceso y lo hacen más arduo y extenuante, tanto, que nos lleva al punto de detenernos y conformarnos, y ante esto siempre buscamos excusas para poder culpar a cualquier cosa o persona, pero la verdad y la única verdad absoluta, es que todas y cada una de las cosas negativas que nos ocurren –fracasos, problemas, errores, etc- , no son más que por nuestra culpa, son provocados por nuestros actos y decisiones.
En esta vida nada es casualidad, nada ocurre porque si o por magia. Con esto no me refiero a que necesariamente nuestro destino este escrito en una hoja de papel en algún lugar del cielo, no, simplemente que absolutamente todo lo que ocurre en nuestras vidas es producto y consecuencia de las decisiones que tomamos, y de lo que hacemos o dejamos de hacer.
Vivimos lamentándonos constantemente por la “mala suerte” o porque todo nos sale mal, pero no hacemos nada para cambiar esa situación que nos llevo a pensar así, solo nos dedicamos a repartir culpas a diestra y siniestra, y no a mirarnos y examinar que es eso que estamos haciendo mal o que sencillamente nunca hicimos.
Gritamos, lloramos, reímos, peleamos, amamos, odiamos y todo al mismo tiempo; somos una serie constante de emociones contradictorias, las malas cuando las cosas no salen como queremos, y las buenas, cuando todo sale según esperamos y deseamos, y somos tan humanos, que solo nos hacemos responsables de las cosas positivas. Error. Somos responsables de la misma manera tanto de lo bueno, como de lo malo que suceda. Somos los únicos dueños de nuestras vidas, los únicos realmente capacitados para cambiarla, mejorarla o empeorarla a nuestro antojo. Por lo tanto, somos los dueños absolutos de nuestra felicidad, y responsables de lo que hagamos para poder al fin llegar a ella. Sera duro, habrá en iguales proporciones infelicidad y desdicha, pero al final, habrá valido la pena.
Y que si el camino será largo o corto… pues eso no lo sabremos hasta intentarlo.

HAPPY DOS

 

Amigas pocas, conocidas muchas.

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El pasar del tiempo nos muestra o mejor dicho, nos hace darnos cuenta que amigas lo que se dice amigas, unas cuantas, contaditas con una sola mano, pero que sin duda han pasado por nuestras vidas muchas personas intentando o porqué no, aparentando serlo. Sí, por ejemplo yo he tenido muchas “amigas” a lo largo de mi existencia en este mundo, pero puedo estar segura, que en la actualidad solo cuento con dos de verdad verdad. Las demás fueron experimentos fallidos que provocaron estragos en su momento y que hoy solo son desconocidas con recuerdos en común, a las que a duras penas les dirijo el “hola”.

En esos experimentos realizados, salí herida miles de veces, me encontré con amistades basadas en engaños, mentiras, odios y resentimientos. Amistades nocivas y negativas, que solo lograban sacar lo peor de mí, convertirme en alguien que en realidad no era. Otras en las que la competitividad salía a flote al ver quien era mejor en x o y cosa o que podía hacer yo que la otra persona no, algo estúpido, pero cierto.

Y sé ahora que tener una amiga no es para sentirse otra persona, porque alguien a quien le importes en realidad no te va a querer cambiar ni hacer daño nunca, al contrario, siempre va a querer sacar lo mejor de ti. Una amiga de verdad es alguien a la que sientas tu hermana fuera de casa, la que te anime cuando lo necesites, la que te grite de ser necesario, la que te defienda de todos y todo así se gane el odio de los demás. Por eso y mucho más aprendí que hay que dejar ir, que la vida está llena de muchas conocidas queriendo hacerse pasar por amigas para conseguir algún fin en particular y que las amigas verdaderas son pocas en realidad.

Después de todo, puedo decir con absoluta certeza, que de esa infinidad de personas a las que en algún momento consideré mis amigas y que gracias al filtro que la vida misma se ha encargado de crear para sacar las malas y dejarlas de lado en el camino, me quedé con las mejores, las reales. Las que a pesar de los años, malos entendidos, discusiones, peleas, en fin, infinidad de cosas, siguen ahí como el primer día, firmes como el roble, no como esas amistades  ficticias y falsas, firmes como la gelatina.

Hay que entender y aprender a aceptar con madurez, que existen amistades pasajeras que se esfuman con el tiempo y que se van quedando atrás junto con los momentos vividos, oxidadas por los años y consumidas por la hipocresía.

Por eso, una amiga que haya atravesado junto a ti una pista llena de obstáculos puestos por la vida, para tal vez hacer “tambalear” esa amistad y siga ahí a tu lado, estando igual o más unidas que en el inicio, créanme, esa es la amiga que vale y valdrá toda la pena del mundo mantener a tu lado y conservarla hasta el final, porque seguramente va a ser la amiga que quieras  que llame sobrinos a tus hijos.

Afortunada yo, que de esas tengo dos, las mejores, las que quiero que me acompañen en las buenas, en las malas y en las peores, y seguramente tú que estás leyendo esto también tendrás una o varias igual, pero claro, no mejores que las mías.

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Ya  solo resta darle gracias a la vida por haber hecho el trabajo sucio por mí, si, por haber sacado todas las malas y falsas amistades que en algún momento me rodearon con su energía negativa y sus oscuras intenciones, porque gracias a eso, ahora disfruto de las mejores, que sé, serán para siempre.