«Cuando te conocí supe lo difícil que seria si surgía una relación, pero decidí arriesgarme y creo que de eso se trata el amor verdadero, de conocer los riesgos y aun así tomarlos»
Para empezar, nuestro corazón no distingue de raza, altura, contextura física y mucho menos lugar de residencia. Así pasó con el mío, no supo distinguir que vivías a varios cientos de kilómetros de mí, así que hizo lo suyo y cavo un espacio muy grande en él para ti, el mayor de todos. Pero te confieso que una vez sucedió, supe que serias ideal, lo sentí, por algo se fijó en ti, porque el corazón nunca se equivoca.
A medida que pasaba el tiempo más me convencía de que eras el correcto, con tus detalles, tu forma de mirarme y de hablarme, tu particular manera de demostrarme que la distancia seria lo de menos, me convenciste de embarcarme en esta aventura que en su momento, llamaríamos relación.
Cuando todo empezó, sabíamos que no sería una tarea sencilla y que nos enfrentaríamos a más obstáculos e inconvenientes que una pareja “normal”. Recuerdo que nadie daba un peso por lo nuestro, que los únicos que en realidad le apostábamos a esto éramos tú y yo. Fue un riesgo desde el principio, habíamos aceptado el reto diario de hacernos sentir cerca el uno del otro teniendo varios kilómetros de por medio, tendríamos que cumplir la tarea de mantenernos unidos a distancia. Sabíamos que nos enfrentaríamos al dolor de extrañarnos todos los días, pero al mismo tiempo, a la felicidad de esperar el rencuentro.
Tú y yo fuimos muy valientes, decidimos dejar todos los prejuicios, las estadísticas, los fracasos de nuestros allegados e incluso los nuestros a un lado, para mantenernos agarrados de la mano y luchar por nosotros, porque somos ambos contra el mundo. Decidimos que si nosotros queremos, podemos, y que solo eso importa.
Sé que han habido momentos en los que tanto tu como yo, nos hemos planteado seriamente el dejar todo así y seguir con nuestra vidas cuando la cosa se pone un poco difícil, y es normal, completamente entendible, porque cada día es un desafío diferente, por mantener la comunicación, por evitar la monotonía, por arreglar diferencias, por poder reconciliarse con una llamada, FaceTime o skype. Una simple discusión puede desencadenar la tercera guerra mundial una y otra vez; mis paranoias e inseguridades pueden hacer que ponga en la cuerda floja mi confianza en ti; tus celos te pueden casi volver loco y al mismo tiempo a mí también. Lo desesperante que es cuando el orgullo nos gana a ambos para dar el primer paso o lo difícil que es evitar colgar cuando tenemos mucha rabia y no queremos hablar de más.
Duele tanto no poder simplemente mirarnos a los ojos y olvidar cualquier situación negativa, pero más duele no poder abrazarte o besarte cuando quiera. Ir a buscarte para pedirte un consejo o contarte mi largo día y mis preocupaciones y que con un simple beso en la frente me digas “todo estará bien”.
Pero dejando todo eso de lado, esos miedos y esos pensamientos que algunas veces se implantan en nuestro cerebro y después de todo este tiempo juntos, somos la prueba de que en realidad la distancia es lo de menos, cuando se ama de verdad y cuando alguien significa mucho.
No cualquiera se le mide a este desafío, por eso nos considero valientes y de alguna forma maduros, porque hemos sabido asumir y aceptar de cierta manera el compromiso de mantener nuestra relación pese a todos los obstáculos que sabíamos de antemano se presentarían por tener una relación a distancia. Aceptamos juntos el luchar por mantenernos firmes el uno con el otro, aceptamos la tarea de enamorarnos diariamente con solo palabras y estamos dispuestos a darlo todo el uno por el otro aunque el mundo conspire en nuestra contra.
¿Quién iba a pensarlo?, aquí seguimos, luchando día a día, pero nos hemos mantenido juntos a pesar de todo y de todos. No importa lo que dijeron o sigan diciendo, si estamos o no estamos locos, lo que interesa es que tenemos la certeza que así como es nuestra relación, funciona para nosotros.
Nos hacemos bien, nos hacemos felices, nos amamos, y nada es más importante que eso, porque lo que sentimos hace que esos momentos juntos sean perfectos y que esperar todas esas horas, días o meses, valgan la pena.
Sé también que lo que duramos juntos no es suficiente, que la felicidad de estar físicamente cerca dura lo que dura un suspiro, pero seguiré dando todo de mí para que lo nuestro siga funcionando y quiero que tú también hagas lo mismo y no te rindas. Quiero seguir estando a tu lado, quiero que luchemos juntos por mantener el amor vivo, porque no me interesa cuanto me entristezcan las despedidas, solo prométeme que estarás nuevamente de regreso y me llenaras con tu presencia, tus besos y tu amor. Yo por mi lado te prometo, seguir llevando la cuenta en mi calendario de los días que me falten para están de nuevo a tu lado y poder ver nuevamente tus ojos café mirándome.
Deseo con todo mi corazón que estemos de regreso pronto amor mío, pero para siempre, para no tener que decirte adiós nuevamente, pero por lo pronto, me conformo con tu presencia una que otra vez al mes, con las largas llamadas que me trasnochan, con nuestras “citas” virtuales y con nuestra particular manera de estar juntos sin estarlo.
Aún nos falta mucho camino por recorrer, mucha tela por cortar. Puede acontecer cualquier cosa en esto que llamamos vida, así que existe la posibilidad de que nuestro tiempo juntos se acabe, como también la hay de que sigamos amándonos hasta que el sol deje de brillar, pero mientras tanto y mientras la vida sucede, disfrutémonos tal cual y sigamos caminando tomados imaginariamente de la mano demostrándole al mundo que cuando se ama de verdad, no existe el tiempo ni la distancia.
SÍGUEME:
Twitter: @Lisethlopezh – @Eternamentejul
Instragram: @Lisethclopezh